23~ LA MUJER EN LLANTO

~ 23 ~
LA MUJER EN LLANTO ~ “Maria … !Rabboni!”

 

Preparo mi corazón para orar
Al comenzar, me tomo un momento para percibir la Presencia del Señor ante mí,mirándome con amor, deseando hablarle a mi corazón. 

En oración, leo Juan 20,1, 11-18
 Después de leer en oración, pido una gracia que deseo en este momento de oración.

Usando mi razonamiento:

  • Piense en lo que está sucediendo en la escena; ¿Cuáles son las palabras de acción?
  • ¿Quiénes son las personas en la escena? ¿Cuál es el lugar? ¿Qué cosas se describen?
  • ¿Qué palabras me llaman la atención? ¿Qué significa esto para mí?

 

Usando mi imaginación:

  • Me imagino en la escena, ¿Soy un observador o participante? ¿A quién me siento atraído?
  • Usando todos mis sentidos, ¿Qué veo? ¿Qué escucho? ¿Qué siento, huelo o pruebo?

 

Reflexiono sobre lo que Dios le dice a mi corazón:

  • Mientras reflexiono, utilizo mis sentidos espirituales para reconocer lo que está ocurriendo en mi corazón: mis pensamientos, sentimientos y deseos. (Reconocer significa ver, notar, darse cuenta, nombrar).

Es importante hacer esto, ya que mis pensamientos, sentimientos y deseos dan forma a mis acciones.

  • Busco la verdad que el Señor me está comunicando. Le pido a Jesús que me dé su mente y sus pensamientos para ver con los ojos de su corazón lo que hoy quiere revelarme. ¿Cómo me está  llamando Jesús a aplicar esta verdad a mi vida?
Reflexión Guiada
Citado de “Una Introducción Ignaciana a la Oración”, por el padre Timothy M Gallagher, O.M.V1

Veo a María Magdalena llegar a la tumba muy temprano en la mañana. Ella ve que han quitado la piedra de la entrada… ella no mira hacia adentro, corre a buscar a Simón y Juan, y regresa después de que ellos salen del sepulcro (vv.1-10).

Ahora está sola fuera de la tumba. Ella se queda parada, incapaz de irse, temerosa de mirar dentro de la oscuridad de la tumba. Sus lágrimas caen… pero aún permanece ahí. Yo observo con reverencia … busco entender esas lágrimas … siento que parece congelada en su dolor …

Ahora, me maravillo de su valor: “Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro de la tumba”. Ella se enfrenta a su dolor, a su miedo: mira hacia la oscuridad de la tumba … y descubre que no está tan vacía como temía. Comienza un proceso que la lleva de sus lágrimas al Señor …

Los ángeles preguntan: “Mujer, ¿por qué lloras?” Escucho esta pregunta dirigida a mi corazón también: ¿Por qué lloras? ¿Por qué está tu corazón apesadumbrado mientras vives el día a día?

Ella ve al “jardinero”, sin reconocer a Jesús que ya está allí con ella, incluso mientras sus lágrimas caen… “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Respondo a esta pregunta, hablándole al Señor desde mi corazón …

“Jesús le dijo ‘María’”. Simplemente su nombre … lo escucho pronunciar mi nombre … Esa palabra me dice todo a mí, como a María …
“¡Rabboni!” Una palabra … que lo dice todo. Ella sabe ahora que él está vivo, y vivirá para siempre, que está con ella, que su amor nunca la abandonará, que la llama por su nombre … Ya no es la mujer que llora … Hablo ahora al Señor. Respondo de corazón a su saludo …

El encuentro se convierte en misión: “Ve a mis hermanos y diles …” “María Magdalena fue y dijo a los discípulos: ‘He visto al Señor’”. Siento la alegría, el deleite, la energía con que ella proclama al Señor resucitado.

“He visto al Señor”. Hablo con María Magdalena, hablo ahora con Jesús y le pido que esta también sea la realidad central de mi vida y mi mensaje al mundo …

Ahora me siento junto a Maria. Miro su rostro y veo allí su radiante alegría. Veo la profunda felicidad de saberse amada, amada infinitamente, amada por siempre… Mi corazón habla ahora …

Te pido esta gracia en este tiempo de oración:
Conversa con Dios2

Reconocer:

• ¿Cuáles son los pensamientos que surgen en mi corazón? Yo creo …
• ¿Cuáles son los sentimientos que surgen en mi corazón? Yo siento …
• ¿Cuáles son los deseos que surgen en mi corazón? Yo deseo …

Relacionar:

Honestamente relaciono esto con Dios; le hablo a Él de esto, confiando en que está presente y escuchándome a mí, su amado hijo.

Recibir:

• Escucho lo que el Señor quiere decirle a mi corazón, sabiendo que Su amor es gratuito e incondicional. Recibo su amor y consuelo. Confío en que Él anhela consolarme, animarme, fortalecerme, curarme, perdonarme…

• Le permito a Él que me guíe; quizás volviendo a la escritura …

Responder en oración:

• Concluyo mi tiempo de oración hablando con Jesús, con Dios Padre y / o el Espíritu Santo como le hablaría a un amigo. También puedo invocar la intercesión de María y los santos.
(San Ignacio llama a esto un coloquio).

Alábalo – doy gloria a Dios por quien es; por ser todo bueno y amoroso; por ser mi Señor y salvador…

Agradécele – por nuestro tiempo juntos; por su palabra para mí; por los regalos que me ha dado hoy …

Pídele … por ayuda, gracia, fuerza, sabiduría, fe más profunda…

• En base a lo que Dios está diciendo a mi corazón, me propongo actuar de la siguiente manera concreta para amar a Dios y amar al prójimo (que podría ser algo pequeño). Hoy voy a …

Descansen en el Señor: “Quédense quietos y sepan que yo soy Dios”
Salmo 46, 10

1 Gallagher, T., 2008. Una Introducción Ignaciana a la Oración: Reflexiones Bíblicas Según los Ejercicios Espirituales. Nueva York: The Crossroad Publishing Company.

2 Esta forma de conversar con Dios en oración a menudo llamada RRRR (ARRR por sus siglas en inglés) es enseñada por el Instituto para la Formación Sacerdotal de Omaha Nebraska. Para obtener más información, consulte Father Traynor, Scott (2013) La Parroquia Como Escuela de Oración y, Dwyer, Karen y Lawrence (2011) WRAP Yourself in Scripture (Publicaciones de IPF).