24~ UN VIAJE A LA ESPERANZA

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UN VIAJE A LA ESPERANZA ~
“¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino?”

 

Preparo mi corazón para orar
Al comenzar, me tomo un momento para percibir la Presencia del Señor ante mí,mirándome con amor, deseando hablarle a mi corazón. 

En oración, leo Lucas 24,13-35
 Después de leer en oración, pido una gracia que deseo en este momento de oración.

       

Usando mi razonamiento:

  • Piense en lo que está sucediendo en la escena; ¿Cuáles son las palabras de acción?
  • ¿Quiénes son las personas en la escena? ¿Cuál es el lugar? ¿Qué cosas se describen?
  • ¿Qué palabras me llaman la atención? ¿Qué significa esto para mí?

 

Usando mi imaginación:

  • Me imagino en la escena, ¿Soy un observador o participante? ¿A quién me siento atraído?
  • Usando todos mis sentidos, ¿Qué veo? ¿Qué escucho? ¿Qué siento, huelo o pruebo?

 

Reflexiono sobre lo que Dios le dice a mi corazón:

  • Mientras reflexiono, utilizo mis sentidos espirituales para reconocer lo que está ocurriendo en mi corazón: mis pensamientos, sentimientos y deseos. (Reconocer significa ver, notar, darse cuenta, nombrar).

Es importante hacer esto, ya que mis pensamientos, sentimientos y deseos dan forma a mis acciones.

  • Busco la verdad que el Señor me está comunicando. Le pido a Jesús que me dé su mente y sus pensamientos para ver con los ojos de su corazón lo que hoy quiere revelarme. ¿Cómo me está llamando Jesús a aplicar esta verdad a mi vida?

 

Reflexión Guiada
Citado de “Una Introducción Ignaciana a la Oración”, por el padre Timothy M Gallagher, O.M.V1

Estoy ahí, caminando con los dos discípulos. Siento la tristeza de sus corazones: “Nosotros esperábamos…”  La energía de los comienzos ha pasado, ha llegado el momento de la prueba y el fracaso exterior. Han visto el Viernes Santo … y, ahora, la tumba … está vacía, sin vida.

Camino con ellos por este camino rural… los escucho hablar. Veo la tristeza en sus rostros. Yo también he conocido esta tristeza de un discípulo, cuando todo parece ir mal, cuando no puedo entender lo que Dios está haciendo …

De repente, Otro está con nosotros. Dice poco; simplemente nos invita a compartir las cargas de nuestro corazón: “¿Qué es esta conversación …?” “¿Qué cosas?” Cuentan su historia de una esperanza que ya pasó, de su lucha …

Hablo de mis propias esperanzas y desilusiones … Y él escucha …

“¡Que torpes son para comprender y que duros son para creer lo que dijeron los profetas!” Él sabe que ellos, y yo, no somos “duros” de corazón, sino sólo “lentos” de corazón. Han sucedido demasiadas cosas, demasiado rápido, y no pueden comprenderlo con fe, no pueden comprenderlo. Ellos vacilan …

El Oyente ahora habla a sus corazones. Les “abre” las Escrituras y, poco a poco, empiezan a comprender… “¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas y entrara en su gloria?”. “Estas cosas”, no el fin de la esperanza, sino el camino necesario hacia la gloria …

El corazón “lento” se convierte en un corazón en llamas: “¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros … mientras nos explicaba las Escrituras?” Ruego al divino Peregrino, que camina conmigo por la vida, por ese mismo corazón ardiente …

“Quédate con nosotros…” Con ellos, hago esta oración de corazón al Señor: ¡Quédate conmigo, Señor Jesús! “Y entró para quedarse con ellos …”

Compartimos la comida, la fracción del pan. Y nuestros ojos se abren. La fe arde, renovada, dentro de nosotros. El desánimo se transforma en la certeza de que el Señor resucitado está siempre conmigo, hoy, y todos los días de mi vida

Ahora todo cambia para ellos, para mí. Vuelven, con energía, al corazón de la comunidad. Y dan testimonio del Señor resucitado en medio de otros: “Ellos, por su parte, contaban lo que les había ocurrido cuando iban de camino, y cómo lo habían reconocido al partir el pan”.

Ahora estoy solo con el Señor. Mi corazón le habla libremente …

 

Te pido esta gracia en este tiempo de oración:
Conversa con Dios2

Reconocer:

• ¿Cuáles son los pensamientos que surgen en mi corazón? Yo creo …
• ¿Cuáles son los sentimientos que surgen en mi corazón? Yo siento …
• ¿Cuáles son los deseos que surgen en mi corazón? Yo deseo …

Relacionar:

Honestamente relaciono esto con Dios; le hablo a Él de esto, confiando en que está presente y escuchándome a mí, su amado hijo.

Recibir:

• Escucho lo que el Señor quiere decirle a mi corazón, sabiendo que Su amor es gratuito e incondicional. Recibo su amor y consuelo. Confío en que Él anhela consolarme, animarme, fortalecerme, curarme, perdonarme…

• Le permito a Él que me guíe; quizás volviendo a la escritura …

Responder en oración:

• Concluyo mi tiempo de oración hablando con Jesús, con Dios Padre y / o el Espíritu Santo como le hablaría a un amigo. También puedo invocar la intercesión de María y los santos.
(San Ignacio llama a esto un coloquio).

Alábalo – doy gloria a Dios por quien es; por ser todo bueno y amoroso; por ser mi Señor y salvador…

Agradécele – por nuestro tiempo juntos; por su palabra para mí; por los regalos que me ha dado hoy …

Pídele … por ayuda, gracia, fuerza, sabiduría, fe más profunda…

• En base a lo que Dios está diciendo a mi corazón, me propongo actuar de la siguiente manera concreta para amar a Dios y amar al prójimo (que podría ser algo pequeño). Hoy voy a …

Descansen en el Señor: “Quédense quietos y sepan que yo soy Dios”
Salmo 46, 10

1 Gallagher, T., 2008. Una Introducción Ignaciana a la Oración: Reflexiones Bíblicas Según los Ejercicios Espirituales. Nueva York: The Crossroad Publishing Company.

2 Esta forma de conversar con Dios en oración a menudo llamada RRRR (ARRR por sus siglas en inglés) es enseñada por el Instituto para la Formación Sacerdotal de Omaha Nebraska. Para obtener más información, consulte Father Traynor, Scott (2013) La Parroquia Como Escuela de Oración y, Dwyer, Karen y Lawrence (2011) WRAP Yourself in Scripture (Publicaciones de IPF).