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17 ~ UN DESTELLO DE GLORIA

~ 17 ~
UN DESTELLO DE GLORIA ~
“Su rostro brillaba como el sol”.

 

Preparo mi corazón para orar
Al comenzar, me tomo un momento para percibir la Presencia del Señor ante mí,mirándome con amor, deseando hablarle a mi corazón.

 

En oración, leo Mateo 17, 1-13
Después de leer en oración, pido una gracia que deseo en este momento de oración.

       

Usando mi razonamiento:

  • Piense en lo que está sucediendo en la escena; ¿Cuáles son las palabras de acción?
  • ¿Quiénes son las personas en la escena? Cuál es el lugar ¿Qué cosas se describen?
  • ¿Qué palabras me llaman la atención? ¿Qué significa esto para mí?

 

Usando mi imaginación:

  • Me imagino en la escena, ¿soy un observador o participante? ¿A quién me siento atraído?
  • Usando todos mis sentidos, ¿qué veo? ¿Qué escucho? ¿Qué siento, huelo o pruebo?

 

Reflexiono sobre lo que Dios le dice a mi corazón:

  • Mientras reflexiono, utilizo mis sentidos espirituales para reconocer lo que está ocurriendo en mi corazón: mis pensamientos, sentimientos y deseos. (Reconocer significa ver, notar, darse cuenta, nombrar).
    Es importante hacer esto, ya que mis pensamientos, sentimientos y deseos dan forma a mis acciones.
  • Busco la verdad que el Señor me está comunicando. Le pido a Jesús que me dé su mente y sus pensamientos para ver con los ojos de su corazón lo que hoy quiere revelarme. ¿Cómo me está llamando Jesús a aplicar esta verdad a mi vida?

 

Reflexión Guiada
Citado de “Una Introducción Ignaciana a la Oración”, por el padre Timothy M Gallagher, O.M.V1

“Después de seis días…” Jesús acaba de contar a sus discípulos, por primera vez, el sufrimiento que está por venir (Mt 16, 21-28). Ahora él los fortalecerá … y a mí … para vivir el tiempo de la cruz …

Camino con Jesús y los tres discípulos. Subimos al monte, ascendemos, dejando todo lo demás atrás … Ahora solo está Jesús …

Con sincero afecto y asombro, lo vemos mientras él es transfigurado … su rostro, sus vestiduras … Se revela la gloria de su divinidad, el resplandor y la belleza de su persona … Siento la fascinación de lo Divino, mi corazón se siente atraído por aquel al que yo amo… “Señor, que bien estamos aquí…” Le digo estas palabras lentamente, una y otra vez, al Señor… Estas palabras me revelan el sentido más profundo de mi vida …

Moisés y Elías hablan con él … La nube de la majestad de Dios nos ensombrece … Sentimos que estamos cerca de lo Divino … Y en este momento de revelación, escucho la voz del Padre, hablando del mayor de todos los amores, de la fuente de todo amor: “Este es mi Hijo amado …”

“Escúchenlo…” Le pido al Señor que me enseñe a escucharlo, que me dé un gran deseo de escucharlo…

“Levántense, no tengan miedo…” Escucho a Jesús decirme estas palabras hoy: ¡Levántate! Levanta tu corazón, deja que esta novedad espiritual entre en tu vida, busca las cosas de arriba …

“No tengan miedo …” Tráeme todos tus miedos … No dudes más … Llénate de una fortaleza nueva…

“No vieron a nadie más que a Jesús …”  Pido que esto se haga realidad también en mi vida: en todos los acontecimientos de mi vida, en todas las personas de mi vida, en mi oración… no ver a nadie más que a Jesús, para responderle en todo …

Bajan de la montaña con él … pero ahora todo ha cambiado … Le pido al Señor que me ayude a vivir como quien cada día baja de la montaña, de los momentos frecuentemente renovados de estrecha unión con él …

Y ahora mi corazón le habla libremente al Señor … Comparto mis deseos … todo lo que está en mi corazón.

 

Te pido esta gracia en este tiempo de oración:
Conversa con Dios2

Reconocer:

  • ¿Cuáles son los pensamientos que surgen en mi corazón? Yo creo …
  • ¿Cuáles son los sentimientos que surgen en mi corazón? Yo siento …
  • ¿Cuáles son los deseos que surgen en mi corazón? Yo deseo …

 

Relacionar:   

Honestamente relaciono esto con Dios; le hablo a Él de esto, confiando en que está presente y escuchándome a mí, su amado hijo.

Recibir:

  • Escucho lo que el Señor quiere decirle a mi corazón, sabiendo que Su amor es gratuito e incondicional. Recibo su amor y consuelo. Confío en que Él anhela consolarme, animarme, fortalecerme, curarme, perdonarme…
  • Le permito a Él que me guíe; quizás volviendo a la escritura …

Responder en oración:

  • Concluyo mi tiempo de oración hablando con Jesús, con Dios Padre y / o el Espíritu Santo como le hablaría a un amigo. También puedo invocar la intercesión de María y los santos. (San Ignacio llama a esto un coloquio).

Alábalo – doy gloria a Dios por quien es; por ser todo bueno y amoroso; por ser mi Señor y salvador…

Agradécele – por nuestro tiempo juntos; por su palabra para mí; por los regalos que me ha dado hoy …

Pídele … por ayuda, gracia, fuerza, sabiduría, fe más profunda…

  • En base a lo que Dios está diciendo a mi corazón, me propongo actuar de la siguiente manera concreta para amar a Dios y amar al prójimo (que podría ser algo pequeño). Hoy voy a …

 

Descansen en el Señor:  “Quédense quietos y sepan que yo soy Dios” Salmo 46, 10

1 Gallagher, T., 2008. Una Introducción Ignaciana a la Oración: Reflexiones Bíblicas Según los Ejercicios Espirituales. Nueva York: The Crossroad Publishing Company.

2 Esta forma de conversar con Dios en oración a menudo llamada RRRR (ARRR por sus siglas en inglés) es enseñada por el Instituto para la Formación Sacerdotal de Omaha Nebraska. Para obtener más información, consulte Father Traynor, Scott (2013) La Parroquia Como Escuela de Oración y, Dwyer, Karen y Lawrence (2011) WRAP Yourself in Scripture (Publicaciones de IPF).

16 ~ CAMINAR SOBRE EL AGUA

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CAMINAR SOBRE EL AGUA ~
“Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas”.

Preparo mi corazón para orar
Al comenzar, me tomo un momento para percibir la Presencia del Señor ante mí,
mirándome con amor, deseando hablarle a mi corazón.

En oración, leo Mateo 14, 22-33
Después de leer en oración, pido una gracia que deseo en este momento de oración.

Usando mi razonamiento:
• Piense en lo que está sucediendo en la escena; ¿Cuáles son las palabras de acción?
• ¿Quiénes son las personas en la escena? Cuál es el lugar ¿Qué cosas se describen?
• ¿Qué palabras me llaman la atención? ¿Qué significa esto para mí?

Usando mi imaginación:
• Me imagino en la escena, ¿soy un observador o participante? ¿A quién me siento atraído?
• Usando todos mis sentidos, ¿qué veo? ¿Qué escucho? ¿Qué siento, huelo o pruebo?

Reflexiono sobre lo que Dios le dice a mi corazón:
• Mientras reflexiono, utilizo mis sentidos espirituales para reconocer lo que está ocurriendo en mi corazón: mis pensamientos, sentimientos y deseos. (Reconocer significa ver, notar, darse cuenta, nombrar). Es importante hacer esto, ya que mis pensamientos, sentimientos y deseos dan forma a mis acciones.
• Busco la verdad que el Señor me está comunicando. Le pido a Jesús que me dé su mente y sus pensamientos para ver con los ojos de su corazón lo que hoy quiere revelarme. ¿Cómo me está llamando Jesús a aplicar esta verdad a mi vida?

Reflexión guiada
Citado de “Una Introducción Ignaciana a la Oración”, por el padre Timothy M Gallagher, O.M.V1

Estoy ahí, al otro lado del lago. Las cinco mil personas han sido alimentadas. Ahora ha caído la tarde. Escucho a Jesús enviar a los discípulos a través del lago en la barca. Los veo partir … Con gran bondad, Jesús también envía a los cinco mil a casa.

Está solo bajo el cielo nocturno. Lo miro, lo acompaño con reverencia mientras sube a las colinas. Y allí, lo veo rezar … siento su profunda alegría en el amor del Padre, la emoción del amor mutuo entre Padre e Hijo que lo lleva a la oración, mientras pasan las horas tranquilas de la noche … miro en silencio … y mi propio corazón le habla al Señor …

Los discípulos tienen dificultades en la barca. El viento y las olas golpean contra ellos. Yo también conozco esa lucha contra los obstáculos que dificultan mi propio progreso… Estoy ahí, veo sus rostros cansados, escucho sus palabras descorazonadas. Mi corazón también ha dicho esas palabras …

Jesús no los deja, no me deja a mí solo. Viene hacia ellos caminando sobre el agua. Y no lo reconocen. “Estaban aterrorizados … y gritaban de miedo”.

Él les habla a ellos, a mí: “Ánimo, soy yo; no tengan miedo.” Lo escucho decirme estas palabras … escucho estas palabras una y otra vez … yo respondo …

Veo la determinación en Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas”. Le pido este mismo coraje en el Señor, que vaya a él cuando sienta su llamado … que no me detenga …

“Ven.” Escucho al Señor decirme esta palabra … Veo a Pedro salir de la barca y comenzar a caminar sobre el agua, con la mirada fija en Jesús … Y veo como Pedro se da cuenta del viento, de la inseguridad humana de su posición. Siento que su valor falla, su miedo aumenta …

Empieza a hundirse … y grita: “Señor, sálvame”. Yo también he gritado de miedo …

Jesús responde de inmediato. Se estrechan dos manos: la mano extendida por el miedo de Pedro que se hunde, y la mano divina que lo sostiene y lo salva, me salva a mí …

“Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” ¿Por qué dudo? Le pido a Jesús una fe sencilla, una gran fe …

Jesús y Pedro se unen a los demás en la barca. El viento cesa. Vuelve la paz. Sus corazones se elevan en adoración. Con ellos, yo también digo: “Verdaderamente eres el Hijo de Dios”. Mi corazón le habla …

Te pido esta gracia en este tiempo de oración:
Conversa con Dios2

Reconocer:

• ¿Cuáles son los pensamientos que surgen en mi corazón? Yo creo …

• ¿Cuáles son los sentimientos que surgen en mi corazón? Yo siento …

• ¿Cuáles son los deseos que surgen en mi corazón? Yo deseo …

Relacionar:

Honestamente relaciono esto con Dios; le hablo a Él de esto, confiando en que está presente y escuchándome a mí, su amado hijo.

Recibir:

• Escucho lo que el Señor quiere decirle a mi corazón, sabiendo que Su amor es gratuito e incondicional. Recibo su amor y consuelo. Confío en que Él anhela consolarme, animarme, fortalecerme, curarme, perdonarme…

• Le permito a Él que me guíe; quizás volviendo a la escritura …

Responder en oración:

• Concluyo mi tiempo de oración hablando con Jesús, con Dios Padre y / o el Espíritu Santo como le hablaría a un amigo. También puedo invocar la intercesión de María y los santos.
(San Ignacio llama a esto un coloquio).

Alábalo – doy gloria a Dios por quien es; por ser todo bueno y amoroso; por ser mi Señor y salvador…

Agradécele – por nuestro tiempo juntos; por su palabra para mí; por los regalos que me ha dado hoy …

Pídele … por ayuda, gracia, fuerza, sabiduría, fe más profunda…

• En base a lo que Dios está diciendo a mi corazón, me propongo actuar de la siguiente manera concreta para amar a Dios y amar al prójimo (que podría ser algo pequeño). Hoy voy a …

Descansen en el Señor: “Quédense quietos y sepan que yo soy Dios”
Salmo 46, 10

1 Gallagher, T., 2008. Una Introducción Ignaciana a la Oración: Reflexiones Bíblicas Según los Ejercicios Espirituales. Nueva York: The Crossroad Publishing Company.

2 Esta forma de conversar con Dios en oración a menudo llamada RRRR (ARRR por sus siglas en inglés) es enseñada por el Instituto para la Formación Sacerdotal de Omaha Nebraska. Para obtener más  información, consulte Father Traynor, Scott (2013) La Parroquia Como Escuela de Oración y, Dwyer, Karen y Lawrence (2011) WRAP Yourself in Scripture (Publicaciones de IPF).

19 ~ LOS AMÓ HASTA EL FINAL

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“LOS AMÓ HASTA EL FINAL” ~ “Luego echó agua en una palangana y comenzó a lavar los pies de los discípulos”.

Preparo mi corazón para orar
Al comenzar, me tomo un momento para percibir la Presencia del Señor ante mí,
mirándome con amor, deseando hablarle a mi corazón.

En oración, leo Juan 13, 1-17
Después de leer en oración, pido una gracia que deseo en este momento de oración.

Usando mi razonamiento:
• Piense en lo que está sucediendo en la escena; ¿Cuáles son las palabras de acción?
• ¿Quiénes son las personas en la escena? Cuál es el lugar ¿Qué cosas se describen?
• ¿Qué palabras me llaman la atención? ¿Qué significa esto para mí?

Usando mi imaginación:
• Me imagino en la escena, ¿soy un observador o participante? ¿A quién me siento atraído?
• Usando todos mis sentidos, ¿qué veo? ¿Qué escucho? ¿Qué siento, huelo o pruebo?

Reflexiono sobre lo que Dios le dice a mi corazón:
• Mientras reflexiono, utilizo mis sentidos espirituales para reconocer lo que está ocurriendo en mi corazón: mis pensamientos, sentimientos y deseos. (Reconocer significa ver, notar, darse cuenta, nombrar).
Es importante hacer esto, ya que mis pensamientos, sentimientos y deseos dan forma a mis acciones.
• Busco la verdad que el Señor me está comunicando. Le pido a Jesús que me dé su mente y sus pensamientos para ver con los ojos de su corazón lo que hoy quiere revelarme. ¿Cómo me está llamando Jesús a aplicar esta verdad a mi vida?

Reflexión guiada
Citado de “Una Introducción Ignaciana a la Oración”, por el padre Timothy M Gallagher, O.M.V1

Ha llegado la hora de Jesús … Es la Pascua. Lo veo cenando con los doce: el aposento alto, la comida para la cena, el vino …

Mi mirada se centra ahora en Jesús, en este momento de su entrega… “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, llevó su amor hasta el final”. “Los suyos”. Le agradezco que me haya llamado a ser “suya” a ser “suyo”. Y reflexiono sobre este amor, entregado hasta el final: en su máxima expresión, hasta el último momento de su vida … entregado por “los suyos”, por mí …

Ahora, mientras observo, Jesús expresa todo el sentido de su vida de servicio, una vida vivida “en condición de esclavo” (Fil 2: 7), con un gesto simbólico, lleno de significado…

Lo veo levantarse de la mesa, ceñirse con una toalla, tomar una palangana con agua, arrodillarse a los pies de un discípulo, luego otro, luego otro… y lavarles los pies… ¿Puedo permitirle que me lave los pies…?

Veo a Pedro resistirse, él lucha por permitir que el Señor se arrodille ante él para servirlo tan humildemente, amarlo de esta manera … Yo también conozco esta lucha …

“Señor, ¿cómo vas a lavarme tú a mí los pies?” “Lo que estoy haciendo tú no lo puedes comprender ahora, lo comprenderás después”. Cuán a menudo yo también “no comprendo ahora” lo que el Señor está haciendo en mi vida … pero luego lo comprendo …

“Jamás permitiré que me laves los pies”. “Si no te lavo los pies, no tendrás nada que ver conmigo”. “Señor, no solo mis pies; sino también mis manos y mi cabeza”. Pedro permite que el Señor lo ame y lo sirva … abro mi propio corazón a ese amor … y ya no me resisto …

Ahora veo a Jesús volver a tomar su lugar en la mesa … lo escucho preguntarme: “¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?” “Lo sé” Le respondo …

“Pues bien, si yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, ustedes deben hacer lo mismo unos con otros. Porque les he dado un ejemplo …”.

Le pido al Señor que me ayude a comprender, en lo profundo de mi corazón, su ejemplo de servicio, su amor por los suyos hasta el final. Comparto la gratitud por ese amor que crece en mi corazón … Le hablo ahora, por fin, con profunda atención, sin prisas, desde mi corazón …

Le pido su gracia para amar hasta el final…, con el mismo amor de servicio, a los que me ha entregado para que sean “míos” …


Te pido esta gracia en este tiempo de oración:
Conversa con Dios2

Reconocer:

• ¿Cuáles son los pensamientos que surgen en mi corazón? Yo creo …

• ¿Cuáles son los sentimientos que surgen en mi corazón? Yo siento …

• ¿Cuáles son los deseos que surgen en mi corazón? Yo deseo …

Relacionar:

Honestamente relaciono esto con Dios; le hablo a Él de esto, confiando en que está presente y escuchándome a mí, su amado hijo.

Recibir:

• Escucho lo que el Señor quiere decirle a mi corazón, sabiendo que Su amor es gratuito e incondicional. Recibo su amor y consuelo. Confío en que Él anhela consolarme, animarme, fortalecerme, curarme, perdonarme…

• Le permito a Él que me guíe; quizás volviendo a la escritura …

Responder en oración:

• Concluyo mi tiempo de oración hablando con Jesús, con Dios Padre y / o el Espíritu Santo como le hablaría a un amigo. También puedo invocar la intercesión de María y los santos.
(San Ignacio llama a esto un coloquio).

Alábalo – doy gloria a Dios por quien es; por ser todo bueno y amoroso; por ser mi Señor y salvador…

Agradécele – por nuestro tiempo juntos; por su palabra para mí; por los regalos que me ha dado hoy …

Pídele … por ayuda, gracia, fuerza, sabiduría, fe más profunda…

• En base a lo que Dios está diciendo a mi corazón, me propongo actuar de la siguiente manera concreta para amar a Dios y amar al prójimo (que podría ser algo pequeño). Hoy voy a …

Descansen en el Señor: “Quédense quietos y sepan que yo soy Dios”
Salmo 46, 10

1 Gallagher, T., 2008. Una Introducción Ignaciana a la Oración: Reflexiones Bíblicas Según los Ejercicios Espirituales. Nueva York: The Crossroad Publishing Company.

2 Esta forma de conversar con Dios en oración a menudo llamada RRRR (ARRR por sus siglas en inglés) es enseñada por el Instituto para la Formación Sacerdotal de Omaha Nebraska. Para obtener más información, consulte Father Traynor, Scott (2013) La Parroquia Como Escuela de Oración y, Dwyer, Karen y Lawrence (2011) WRAP Yourself in Scripture (Publicaciones de IPF).

 

Esquema de la Eneseñanza para la Semana 5

Semana 5: “Superando Obstáculos”

A continuación, se muestra el esquema de la charla 5, titulado “Superando obstáculos”. Mientras escucha el video de enseñanza, siga este esquema. Puede imprimirlo y usar el espacio a la derecha o su propio diario para tomar notas.

Las preguntas de discusión para esta charla se pueden encontrar al final del esquema. Si participa en esta serie junto con un grupo, considere seleccionar algunas o todas estas preguntas para su discusión grupal.

Esquema de la Enseñanza

I. Superar la desolación espiritual.

A. Uno de los grandes obstáculos para nuestra vida de oración es la desolación espiritual. La desolación espiritual es la pesadez del corazón en nuestra relación con Dios, que proviene del enemigo y nos impide avanzar en nuestra vida espiritual.
B. Es importante recordar la conexión entre la desolación natural y la desolación espiritual. La desolación natural puede conducir a la desolación espiritual, pero no tiene por qué ser así. Si hay una desolación natural, puede ayudar a la vida espiritual el realizar cambios en el nivel natural (por ejemplo, si estoy exhausto por trabajar demasiado, es posible que deba encontrar formas de trabajar menos).
C. En tiempos de desolación espiritual, nunca cambie sus propuestas espirituales.
1. Las propuestas espirituales son cosas que hacemos para fortalecer y mantener nuestra relación con Dios.
2. En la desolación, nos sentimos tentados a renunciar a ellas. Pero este es el momento en que son las más importantes.
3. En esta lucha, puede ser útil hacer algo más en nuestra vida espiritual. Los pequeños actos pueden ayudar mucho. En lugar de orar por poco tiempo, haga solo un poco más de tiempo (¡agregue 3-5 minutos!).
D. Cuando esté luchando en su vida espiritual, sea paciente consigo mismo. Las luchas son normales y el desánimo las empeora.
1. Busque formas de animarse y ser amable con usted mismo.
2. Puede ser útil hacer algo más en nuestra vida espiritual. Esto puede ser una cosa pequeña, como ir a Misa una vez más cada semana o confesarse. Comparta su lucha con un amigo que tenga una sólida vida de oración.
3. Siga practicando RRRR. Reconocer y relacionar nuestra lucha con honestidad en la oración, puede dejarnos abiertos a recibir la forma en que Dios ve la lucha. Llevar un diario es útil. Considere la elección de escrituras para la oración.

II. Superar las Distracciones

A. Las distracciones en la oración son normales.
B. Categoría 1: a una mente acelerada le es difícil calmarse y concentrarse.
1. Considere los momentos cuándo ora durante el día. Trate de encontrar momentos en los que le sea más fácil concentrarse.
2. Pruebe hacer una lectura espiritual durante quince minutos antes de orar.
3. Trate de usar activamente su imaginación en la oración.
4. Recuerde que la oración es una obra del corazón, más que de la mente. Es posible que el corazón esté amando a Dios, incluso cuando la mente está distraída.
C. Categoría 2: algo en particular me distrae.
1. Muchas veces este es un problema para el que no tengo una solución y puede estar afectando mi relación con Dios.
2. En este caso, llévelo al Señor en la oración RRRR. Reconozca la distracción, dígale al Señor por qué le molesta. Al relacionarme, empiezo a estar abierto a recibir la forma de cómo Dios ve este problema.
3. Otras ideas incluyen recordar una cita de las Escrituras para ayudar a regresar a la oración, mirar una imagen espiritual u orar en una Capilla de Adoración.

III. Lectura Espiritual Regular

A. Los buenos libros nos ayudan a comprender lo que está sucediendo en nuestra vida de oración. Pueden estimular nuestra imaginación y nuestro deseo de crecer en oración. Pueden ayudarnos a aprender los caminos de Dios.
B. Algunos libros sugeridos para aprender a orar o crecer en oración son:
1. P. Jacques Philippe, Tiempo de Dios,
2. Peter Kreef, Oración para principiantes,
3. San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota
4. P. Timothy Gallagher, El discernimiento de los espíritus.

IV. Perseverar

A. Una de las virtudes más importantes para crecer en la vida de oración es la perseverancia.
B. Parábola del sembrador y la semilla. Persevera para desarrollar raíces profundas.
C. Toda relación requiere trabajo.
D. Dios entiende que se necesita tiempo para que crezcamos. Lo importante es que no nos rindamos. Mientras sigamos esforzándonos, no importa cuánto fracasemos, continuaremos creciendo en nuestra relación con el Dios que nos ama sin medida.

Esquema de la Enseñanza para la Semana 4

Semana 4: Discernimiento de los Espíritus

A continuación, se muestra el esquema de la semana 4, titulado “Discernimiento de los Espíritus”. Mientras escucha el video de la enseñanza, siga este esquema. Puede imprimirlo y usar el espacio de la derecha o su propio diario para tomar notas.

Este video de enseñanza cubre las primeras cuatro (de las catorce) Reglas de Discernimiento dadas por San Ignacio. El texto de las primeras cuatro reglas se proporciona al final de este esquema como referencia.

Las preguntas de diálogo siguen a los materiales de referencia al final de este esquema. Si participa en esta serie junto con un grupo, considere seleccionar algunas o todas estas preguntas para su discusión grupal.

Esquema de la Enseñanza

I. Una de las claves para aprender a seguir los movimientos de Dios es el Discernimiento de los Espíritus.

A. Los movimientos en mi alma vienen de 3 lugares: Dios, el enemigo o yo mismo (mi espíritu humano).
1. San Ignacio define al enemigo, en términos generales, como cualquier cosa que no sea de Dios. Esto incluye a los ángeles caídos (incluido el diablo). Esto también incluye la parte caída de nosotros mismos, como las tendencias en nuestra propia psique que surgen del egoísmo o de la sensualidad desordenada. Las Escrituras llaman a esto el mundo, la carne y el diablo.
2. San Ignacio llama a Dios, la Santísima Trinidad, el buen espíritu. También se refiere a la forma en que Dios actúa sobre nosotros por los buenos espíritus, esa parte de nosotros que está en alianza con Dios por la gracia santificante de nuestro bautismo, y la Iglesia, el cuerpo de Cristo que influye en nosotros hacia el bien.
B. San Ignacio nombra a estos movimientos consolaciones o desolaciones.
1. Todos experimentamos altibajos en nuestra vida espiritual: momentos en los que tenemos una gran energía, sentimos cerca a Dios y deseamos orar y servir, y otros momentos en los que no tenemos energía, sentimos lejano a Dios y encontramos difícil el rezar.
2. San Ignacio nos enseña el discernimiento de espíritus para ayudarnos a comprender estos altibajos, para que podamos navegar nuestra vida y seguir a Dios más fácilmente.
3. San Ignacio aprendió esto en su conversión. Durante la recuperación de una herida en la batalla, leyó la vida de Cristo y la vida de los santos.
4. Al pensar en las cosas del mundo, se deleitaba con ellas, pero luego estaba seco y descontento.
5. Al pensar en vivir como los santos se consoló, y luego quedó contento y feliz.
6. Una vez “sus ojos se abrieron un poco”, dándose cuenta, por experiencia, de que algunos pensamientos lo dejaban triste y otros feliz.
7. Poco a poco fue reconociendo la diferencia entre los espíritus, uno del enemigo y el otro de Dios.
8. San Ignacio escribió sus reglas para el discernimiento de espíritus: cómo saber cuándo el enemigo me está molestando y cómo saber cuándo Dios me está guiando.

II. Discernimiento de espíritus: Introducción a las Reglas

A. “Reglas para tomar conciencia y comprender, en cierta medida, los diferentes movimientos que se provocan en el alma, el bien, para recibirlos y el mal, para rechazarlos” (313)
B. San Ignacio quiere ayudarnos a hacer 3 cosas:
1. Tomar conciencia (“se le abrieron un poco los ojos”).
2. Entender (tratar de averiguar de dónde vienen estos movimientos y qué significan).
3. Responder (aceptar lo bueno, rechazar lo malo).
C. Tomar conciencia de los movimientos espirituales del alma.
1. San Agustín dice: “Tú estabas dentro y yo estaba fuera. Y las cosas creadas me apartaron de ti “. (Confesiones, Libro 10.) En nuestro mundo actual, es fácil vivir habitualmente sin él.
2. Necesito silencio y tiempo en oración para escuchar la voz de Dios en mi corazón.
D. San Ignacio da catorce reglas para el discernimiento. Esta enseñanza discutirá las reglas de la uno a la cuatro.

III. Primera Regla: Personas que se alejan de Dios

A. “Primera Regla. La primera regla: en las personas que van de pecado mortal en pecado mortal, el enemigo suele estar acostumbrado a proponerles placeres aparentes, llevándolos a imaginar deleites y placeres sensuales para retenerlos más y hacerlos crecer en sus vicios y pecados. En estas personas el buen espíritu usa un método contrario, picando y mordiendo sus conciencias a través de su poder racional de juicio moral.” (314)
B. Note la calidad direccional de estas reglas. Nuestra vida se encamina en una dirección general en todo momento: hacia Dios o alejándose de Dios.
C. La primera regla se aplica a las personas que se alejan de Dios (“van de pecado mortal en pecado mortal””).
1. El enemigo trabaja en el nivel de los deseos (“propone placeres aparentes”).
2. Dios obra en el nivel racional, la cabeza (“picando y mordiendo la conciencia”).
3. Dios y el enemigo siempre actúan en oposición.

IV. Segunda Regla: Personas que se mueven hacia Dios

A. “Segunda Regla. La segunda regla: en las personas que continúan purificando intensamente sus pecados y elevándose de bien en mejor en el servicio de Dios, nuestro Señor, el método es contrario al de la primera regla. Pues entonces es propio del espíritu maligno morder, entristecer y colocar obstáculos, inquietando con falsas razones, para que la persona no avance. Y es propio del buen espíritu dar coraje y fuerza, consuelos, lágrimas, inspiraciones y tranquilidad, aliviando y quitando todos los obstáculos, para que la persona avance en el bien.” (315)
B. La segunda regla se aplica a las personas que se dirigen hacia Dios (“elevarse de bien a mejor en el servicio de Dios””).
1. Dios y el enemigo se oponen entre sí..
2. Esta vez, el enemigo trabaja en el nivel racional, la cabeza (“muerde, entristece, coloca obstáculos, inquieta con falsas razones”).
3. Dios obra a nivel del corazón para facilitar el avance (“coraje y fuerza, consolaciones”).

V. Ejemplo del Libro 10 de las Confesiones de San Agustín.

A. Alejarse de Dios.
1. “Estaba atormentado, reprochándome a mí mismo más amargamente que nunca mientras torcía y giraba mi cadena. Tenía la esperanza de que mi cadena se rompiera de una vez por todas, porque ahora era solo una cosa pequeña… Y tú, oh Señor, nunca dejaste de velar por mi corazón secreto. En tu severa misericordia me azotaste con el flagelo gemelo del miedo y la vergüenza …”
2. San Agustín se aleja de Dios, todavía apegado a su pecado. Quiere ser libre pero no puede. Dios lo azotó “con el azote gemelo del miedo y la vergüenza”. Esa fue la misericordia de Dios.
3. Empieza a volverse hacia Dios. Cuando se vuelve, Dios comienza a consolarlo.
B. Dirigirse hacia Dios.
1. “Pero a estas alturas … había vuelto mis ojos hacia otra parte, y mientras estaba allí temblando ante la barrera, al otro lado podía ver la casta belleza de la Continencia en toda su alegría serena e inmaculada, mientras ella, modestamente, me hacía señas para cruzar y vacilar ahora más.”
2. Cuando San Agustín se dirige a Dios en oración, Dios le da una visión interior de esperanza para ayudarlo y permitirle entregarse. En su visión, la Señora Continencia le da valor. Inmediatamente después de este suceso está el famoso pasaje: ¡Toma y lee!

VI. Tercera Regla: Consolación Espiritual

A. Para las personas que se dirigen hacia Dios, Dios obra a través de la consolación espiritual (movimiento edificante del corazón).
B. “Tercera Regla. La tercera regla es sobre la consolación espiritual. Lo llamo consolación cuando se produce en el alma algún movimiento interior, a través del cual, el alma llega a inflamarse de amor a su Creador y Señor, y, en consecuencia, cuando no se puede amar ninguna cosa creada sobre la faz de la tierra en sí misma, sino solo en el Creador de todas ellas. Lo mismo cuando derrama lágrimas que mueven al amor de su Señor, ya sea por el dolor de los propios pecados, o por la pasión de Cristo nuestro Señor; o por otras cosas directamente ordenadas a su servicio y alabanza. Finalmente, llamo consolación a todo aumento de esperanza, fe y caridad y a toda alegría interior que llama y atrae a las cosas celestiales y a la salvación del alma, tranquilizándola y dándole paz en su Creador y Señor.” (316)
C. El consuelo espiritual siempre viene de Dios. Un movimiento edificante de varios tipos que me acerca a Dios y me ayuda a seguirlo en la vida.
D. Note las palabras y cómo todas estas son palabras afectivas. Estos movimientos edificantes vienen en varios grados e intensidad.
E. Un ejemplo de Santa Teresa de Lisieux.
1. Ver a la gallina protegiendo a sus polluelos bajo sus alas (consuelo no espiritual) la lleva a recordar las Escrituras y reconocer la ternura y protección de Dios hacia ella (consuelo espiritual).
2. La consolación no espiritual puede conducir a la consolación espiritual. Asimismo, la desolación no espiritual puede conducir a la desolación espiritual.

VII. Cuarta Regla: Desolación Espiritual

A. Para las personas que se dirigen hacia Dios, el enemigo obra tratando de frenarlas y evitar que avancen mediante la desolación espiritual.
B. “Cuarta Regla. La cuarta regla es la de la desolación espiritual. Llamo desolación a todo lo contrario a la tercera regla, como lo son la oscuridad del alma, la perturbación en ella, los movimientos hacia las cosas bajas y terrenales, la inquietud por diversas agitaciones y tentaciones, el movimiento hacia la falta de confianza, sin esperanza, sin amor, y el encontrarse a sí mismo totalmente perezoso, tibio, triste, y como si estuviera separado del Creador y Señor de uno. Porque, así como la consolación es contraria a la desolación, del mismo modo los pensamientos que provienen de la consolación son contrarios a los pensamientos que provienen de la desolación”.
C. La desolación es exactamente lo opuesto al movimiento de consolación. La desolación es obra del enemigo.
1. Todos experimentamos desolación espiritual a veces. Si no se controla, puede ser un gran obstáculo en nuestra vida espiritual.
2. Distinguir la desolación espiritual (un movimiento del enemigo) de la depresión psicológica (no espiritual, segundo nivel del corazón). Distinguir entre consolación y desolación espiritual y no espiritual.
3. La desolación espiritual es un movimiento pesado del corazón, que conduce a cosas bajas y terrenales.
4. La desolación espiritual se presenta a menudo como nuestra identidad espiritual. Puede hacerse cargo del pasado y el futuro. Puedo olvidar que alguna vez tuve una relación con Dios y puedo pensar que nunca más podré hacerlo, porque Dios se siente tan lejos. La desolación espiritual usa negativas universales (por ejemplo, “completamente olvidado”, “nunca podré hacerlo”). Pero el enemigo es un mentiroso.
D. San Ignacio enseña que cuando reconoces que esto es desolación espiritual y lo nombras, entonces puedes rechazarlo y llegar a ser libre de él.
1. Las reglas uno a cuatro definen los términos de consolación espiritual y desolación.
2. Las reglas cinco a nueve enseñan qué hacer en la desolación espiritual.
3. Las reglas diez y once tratan sobre tiempos de consolación espiritual y desolación.
4. Las reglas de la doce a la catorce tratan sobre qué hacer en la tentación.
5. Merece la pena estudiarlas todas. Esta introducción básica, de las reglas uno a la cuatro, puede ayudar a discernir qué movimientos son de Dios (cuáles deben ser aceptados) y cuáles son del enemigo (cuáles deben ser rechazados).

VIII. Carta de San Ignacio a Sor Teresa Rejadell

A. Vea el texto completo de la cita al final de este esquema.
B. La consolación espiritual, cuando está presente, nos permite pasar por nuestras pruebas, incluso con gozo.
C. La desolación espiritual es una parte normal de la vida espiritual. Todos tenemos altibajos. Necesitamos aprender a discernir y tomar conciencia de lo que está sucediendo: reconocer la desolación es obra del enemigo y, entonces, tomar las respuestas adecuadas para rechazarla y volver a la gracia y la ayuda de Dios.

IX. Dos reglas (brevemente resumidas) que se pueden realizar en tiempos de desolación espiritual

A. Cuando se esté en desolación espiritual, nunca cambie sus propuestas espirituales (Quinta Regla). Por ejemplo, una propuesta para tomarse un tiempo para la oración diaria o la Misa o para confesarse. Estas propuestas son las guías para superar las dificultades.
B. Cuando se esté en desolación espiritual o se presente una tentación, es útil decírselo a la persona adecuada, por ejemplo, un buen amigo espiritual que conoce la vida espiritual (Decimotercera Regla).


Enseñanza 4: El Texto de la Primera a la Cuarta Reglas

Reglas para tomar conciencia y comprender, en cierta medida, los diferentes movimientos que se provocan en el alma, los buenos, para recibirlos, y los malos, para rechazarlos. Y estas reglas son más propias de la primera semana.

1. Primera regla. La primera regla: en las personas que van de pecado mortal en pecado mortal, el enemigo suele estar acostumbrado a proponerles placeres aparentes, llevándolos a imaginarse los deleites y placeres sensuales para retenerlos más y hacerlos crecer en sus vicios y pecados. En estas personas, el buen espíritu usa un método contrario, picando y mordiendo sus conciencias a través de su poder racional del juicio moral.

2. Segunda regla. La segunda regla: en las personas que continúan purificando intensamente sus pecados y elevándose de bien en mejor en el servicio de Dios nuestro Señor, el método es contrario al de la primera regla. Pues entonces es propio del espíritu maligno morder, entristecer y colocar obstáculos, inquietando con falsas razones, para que la persona no avance. Y es propio del buen espíritu dar coraje y fuerza, consuelos, lágrimas, inspiraciones y tranquilidad, aliviando y quitando todos los obstáculos, para que la persona avance en el bien.

3. Tercera regla. La tercera regla es sobre la consolación espiritual. Lo llamo consolación cuando se produce en el alma algún movimiento interior, a través del cual, el alma llega a inflamarse de amor a su Creador y Señor, y, en consecuencia, cuando no puede amar ninguna cosa creada sobre la faz de la tierra en sí misma, sino solo en el Creador de todas ellas. Lo mismo cuando derrama lágrimas que mueven al amor de su Señor, ya sea por el dolor de los propios pecados, o por la pasión de Cristo nuestro Señor, o por otras cosas directamente ordenadas a su servicio y alabanza. Finalmente, llamo consolación a todo aumento de esperanza, fe y caridad, y a toda alegría interior que llama y atrae a las cosas celestiales y a la salvación del alma, tranquilizándola y dándole paz en su Creador y Señor.

4. Cuarta regla. La cuarta regla es la de la desolación espiritual. Llamo desolación a todo lo contrario a la tercera regla, como lo son la oscuridad del alma, la perturbación en ella, los movimientos hacia las cosas bajas y terrenales, la inquietud por diversas agitaciones y tentaciones, movimiento hacia la falta de confianza, sin esperanza, sin amor, y el encontrarse a uno mismo. totalmente perezoso, tibio, triste, y como si estuviera separado del Creador y Señor de uno. Porque, así como la consolación es contraria a la desolación, del mismo modo los pensamientos que provienen de la consolación son contrarios a los pensamientos que provienen de la desolación.

Discussion Questions Session 4

Personal Reflection & Discussion Questions:

1. How easy or difficult is it for me to be aware of the loving presence of our Blessed Mother?

2. What is helping me or preventing me from giving permission to allow our Blessed Mother to be my loving, spiritual Mother?

3. If Mary the Mother of Jesus is invited today into my personal life as she was invited to the Wedding of Cana, what will she notice? What wounds or knots will she encounter?

4. Using my imagination, how do I see Mary interceding for me to her son Jesus?

5. What comes to mind when you think of letting Mary kiss your wounds and of resting in her arms?

Healing and Hope Session 4

Session 4, Talk 1: Turning Over Our Bindings to Mary
Viviana Sotro, Guardian Angels Church, Chaska

Talk Outline

I. Our Blessed Mother Mary is waiting for us to become aware of Her loving presence

II. The gentle care and love of our Blessed Mother are a great consolation for a wounded child

III. Our Blessed Mother knows how deep our wounds are, so deep that at times they become hard knots that prevent us to be completely free

IV. Our Blessed Mother knows the remedy for our wounds, knots and fears – Jesus, our Divine Physician

V. As she did at the Wedding of Cana, our Blessed Mother will personally intercede for us; she will take to Jesus, our wounds and knots and will ask her Son to heal them

VI. All Our Blessed Mother needs is our permission to allow her to be our loving Mother

VII. Our Blessed Mother invites us to be under the protection of her motherly mantle, to uncover our wounds and to give our knots to her

VIII. Our Blessed Mother invites us to let her kiss our wounds and rest in her loving arms

Note: If more help is needed to uncover our wounds and to give up our knots, the Novena to Mary, Undoer of Knots can provide spiritual guidance to complete these steps.

Prayers of Blessings

Prayers of Blessings

Fr. Steven Hoffman, Archdiocese of St. Paul and Minneapolis

Father’s Blessings: God the Father loves to bless us and all His children, to bestow good things upon us. Ask God to fill you anew with the gift of the Holy Spirit, the gift that God greatly desires to give us (Lk 11:13).

There are two moments of profound blessing—at creation and baptism—blessings that express God’s immense love for us and which also affirm other truths, like our inherent goodness and our God-given identity.

In a time of prayer, allow God to pronounce these blessings anew over you, receiving the words directly from His heart:

*Blessings of Creation (Genesis 1:26-31) — “You are very good” “Before I formed you in the womb I knew you.” “You are the apple of my eye.” “I have carved you in the palm of my hand—You are precious to me, and you are mine.”
*“Lord I thank you that I am wonderfully made by You in love. Let me know and experience Your delight in me, to rejoice in my unrepeatable uniqueness, made in Your likeness and image. Help me to embrace the truth that I am special to You, that I have always been wanted by You and that my life is a gift from You. Please fill me anew with Your life-giving Spirit.”

*Baptismal Blessing (Mt 3:17) – “You are my beloved son / daughter . . . in you I am well pleased, in you is my delight.”
*“Thank you Lord for making me Your child, for claiming me as Your own. I belong to You. Dear Lord, I pray that this bestowal of belovedness and my baptismal identity as your daughter / son become like a pillar of iron within me, the core from which I live, the ground upon which I walk. May this truth of my great dignity and worth be the source of my joy and peace, a shield against the enemy, and my refuge in moments of trial and temptation. Come Holy Spirit, breathe into me anew the gift of love, joy and peace.”

Wounds

From the John Paul II Healing Center – Dr. Bob Schuchts

Wounds:

Rejection: “In the name of Jesus Christ, I renounce the lie that I am unloved and unlovable. I renounce the lie that I am not wanted, not desired and not good enough. In Jesus name, I announce the Truth that by virtue of my baptism I am a beloved son or daughter of the Father. I announce the truth that he loves me so much that Jesus gave his life for me, and that there is no greater love possible (Jn. 15). I announce the truth that the Love of God has been poured out into my heart through the Holy Spirit. I announce the truth that I am loved and valued, wanted and desired, and that I am precious in the Father’s eyes.’

Abandonment: “In the name of Jesus Christ, I renounce the lie that I am alone, that no one understands me or cares for me. I renounce the lie that I am unprotected, and that God has abandoned me.” In Jesus name, I announce the Truth that Jesus himself promised me, ‘I will never leave you nor forsake you’ (Heb. 13:5); ‘I will be with you always till the end of time’ (Mt. 28). I announce the Truth that I am connected and understood and deeply cared for. I announce the Truth in Holy Communion I am united with Christ and the Communion of Saints. They are always with me, so I am never alone.”

Fear: “In the name of Jesus Christ, I renounce the lie that if I trust I will be hurt, disappointed or die. In the name of Jesus I renounce all fear, anxiety, mistrust and distrust. I renounce the lie that I am not safe and not protected. And I announce the Truth that God is my rock, my fortress, my deliverer and my protector (see Psalms 23, 27, 91). I announce the Truth that God’s perfect love casts out all fear (1 Jn. 4:18). I announce the Truth that I am safe and secure.”

Shame: “In the name of Jesus Christ, I renounce the lie that I am bad, dirty, ugly, stupid, worthless, perverted… And in Jesus name, I announce the Truth that Jesus died for my sins and that I am forgiven, washed, cleansed, justified and accepted (see 1 Co. 6). I announce the Truth that Jesus did not come to condemn me but to save me (John 3:17-21; Romans 8:1; John 8:10-11). I announce the Truth that in the Sacrament of Reconciliation, I am forgiven and set free. I announce the truth that I am pure and worthy, not because of what I have done, but because of what Jesus has done for me.”

Powerlessness: “In the name of Jesus Christ, I renounce the lie that I am powerless, weak, unable to change, not capable; that I am stuck, trapped, that I don’t know what to do”. In Jesus name, I announce the Truth that Jesus promised that his grace is perfected in my weakness, so that when I am weak, then I am strong. (2 Co. 12:8-10). I announce the Truth, that “I can do all things through Christ who strengthens me” (Philippians 4:13). I announce the Truth that “Where the Holy Spirit is there is freedom. (2 Co. 3:17). Therefore I accept the truth that I am empowered by Christ and liberated by the Holy Spirit. I announce the Truth that through Confirmation, I am anointed with the power of the Holy Spirit, who lives and dwells in me.”

Hopelessness: “In the name of Jesus Christ, I renounce the lie that nothing ever changes and I will never have what I want. I renounce the lie that my life is meaningless and that I have nothing to live for. In Jesus name, I announce the Truth that my hope is steadfast in Christ, and that He makes all things new (Jn. 21:5). I announce the Truth that because my hope is in Christ, I will not be disappointed (Ro. 5:5); I announce the truth that ‘I am being transformed from glory to glory into the image of Christ’ (2 Co. 3:18); and that God is at work in me, and what he begins he will bring to completion (Php. 1:6). Therefore I am filled with hope in the good things to come.”

Confusion: “In the name of Jesus Christ, I renounce the lie that everything is confusing, that I don’t understand anything and that it is up to me to figure things out on my own. In Jesus name, I announce the truth that I have the mind of Christ (1 Co. 2:16) and that the Holy Spirit reveals whatever I need to know when I need to know it (1 Co. 1:7). I announce the truth that the Lord gives wisdom and understanding to anyone who asks (Jas. 1: 5). I announce the Truth that God has given His Church to lead me into all Truth. I announce the Truth that I have understanding and enlightenment from the Lord.”

Sins

Pride: “In the name of Jesus Christ, I renounce the sin of pride and any idolatry of myself. I renounce self- righteousness, self-deception, and self-promotion. I ask for your forgiveness Lord, and I choose instead to humble myself before you.”

Envy: “In the name of Jesus Christ, I renounce the sin of envy, and any idolatry of position or status. I renounce coveting what anyone else has and bringing them down. I ask for your forgiveness Lord, and I choose instead contentment and kindness toward my neighbors.”

Anger: “In the name of Jesus Christ, I renounce the sin of anger, and any idolatry of power, control or justice. I renounce all bitterness, judgments, and retaliation. I ask for your forgiveness Lord, and I choose instead the virtue of patience and long-suffering, to bless those who hurt me.”

Lust: “In the name of Jesus Christ, I renounce the sin of Lust, and any idolatry of sex or relationships. I renounce all immorality, fornication, adultery, pornography…. I ask for your forgiveness Lord, and I choose instead the virtue of chastity and to see everyone in purity.”

Gluttony: “In the name of Jesus Christ, I renounce the sin of Gluttony, and any idolatry of food, drink or drugs. I renounce all self-indulgence and false comfort through what I take into my body. I ask your forgiveness Lord, and I choose instead temperance and fasting to combat self-indulgence.”

Greed: “In the name of Jesus Christ, I renounce the sin of Greed, and any idolatry of security, wealth or money. I renounce all sins of hoarding, stealing, or using people to get ahead. I ask your forgiveness Lord, and I choose instead generosity and trusting you for my provision.”

Sloth: “In the name of Jesus Christ, I renounce the sin of Sloth, and my idolatry of ease and false comfort. I renounce laziness or giving up when things get difficult. I ask for your forgiveness Lord, and I choose diligence and perseverance.”

Prayer of Forgiveness

1. Ask the Holy Spirit to show you who you need to forgive (could be family, friend, abuser, God, yourself

2. Picture the person in front of you and pay attention to what you feel.

3. Make an account of the debt they owe you (what did they take from you, how did they hurt you? (It is okay to feel angry).

4. Imagine yourself telling them what they did to hurt you and how it has affected you.

5. Ask the Holy Spirit to reveal to you what you believe about yourself based on that incident (identity lie).

6. Renounce the identity lie.
(For example: “I renounce the lie that I am not loved or cared for, etc.”)

7. Ask the Holy Spirit to reveal the judgments you hold towards that person who hurt you.

8. Renounce the judgments (see prayer above).

9. Ask Jesus to forgive the person.

10. Forgive the person.

11. Pray a prayer of blessing over that person-ask God to bless them in the opposite way that they hurt you.

12. Ask Jesus to seal this forgiveness and heal the wounds.

13. Thank God for his healing.

Prayers to Forgive Others and to Reject/Renounce Lies and Announce Truth

Prayers to Forgive Others and to Reject/Renounce Lies and Announce Truth
Fr. Steven Hoffman, Archdiocese of St. Paul and Minneapolis

Prayer to Forgive Others

“Forgive us our debts as we forgive our debtors.”
St. Paul: “Owe no one anything, but the debt of love.”

“Lord you have made me to know love, to only know love. This is the debt that I owe to everyone you have put on my path—to love them. And this is the debt they also owe to me, to love me. But I realize now Lord, that because of my brokenness and my own sin, that I have not always been able to pay this debt of love, and have therefore hurt other people. Knowing that I have done this myself, I now understand better why some of the people in my life, who, like me, are also broken and sinful, have not always been able to pay this debt of love to me, and have therefore hurt me—sometimes very deeply. As you, Lord, have forgiven me, I now in your name Jesus, and by your grace, forgive them. Please heal me of the wounds of those who have failed to love me, and I pray that you would heal the wounds of those I have failed to love. Amen”

___________________________

Prayers to Reject/Renounce Lies and Announce Truth

Dr. Bob Schuchts – 7 key wounds: Rejection, Abandonment, Fear, Shame, Powerlessness, Hopelessness and Confusion.

And there are usually lies connected to these wounds where we have been deceived by the Evil one, and they contribute to the pain, bondage and lack of freedom.

Rejection and renouncing of lies— these lies can take many forms, depending on the way they were communicated to us and how we heard them and interiorized them. Some of the more common lies are:

I am unworthy of love because of what I’ve done / what happened to me.
• The Truth: We have been washed clean by the blood of Jesus and are made worthy by His death on the cross.
• “And seeing the crowd, Jesus was moved with compassion for them.” Mt 9:36

God could never love me.
• The Truth: “I have loved you with an everlasting love, I have called you and you are mine.” Jer 31:3
• “God so loved the world, that he gave his only begotten Son.” Jn 3:16

I have to earn God’s love.
• The Truth: “It is a free gift that you are saved, by faith— not of yourself, it is a gift of God.” Eph 2:8
• “God showed his love for us, that while we were yet sinners, Christ died for us.” Rm 5:8

God does not keep His promises; you can’t trust God.
• The Truth: “The Lord is trustworthy in all He promises; He is faithful in all He does.”
Ps 145:13

If they knew the real me, no one would like me.

I will never amount to anything, it’s hopeless. I can never change. I’m never going to get any better.
• The Truth: “I know the plans I have for you, declares the Lord, not to harm you, but to give you a future and a hope.” Jer 29:11

What I want doesn’t matter.

I don’t matter. No one needs me. I am unimportant.
• The Truth: “Thus says the Lord, I have called you by name and you are mine. You are precious in my eyes and honored, and I love you.” Isaiah 43:1,4

I am a mistake. I am worthless. I am a failure, a loser. I am no good. I am nothing.
• The Truth: “Before I formed you in the womb I knew you. Before you were born I set you apart for my holy purpose.” Jer 1:5
• “I will never forget you, I have carved you on the palm of my hand, you are precious to me, you are mine.” Isaiah 49:15-16

I am stupid. I am bad. I am dirty.
• The Truth: “You are my beloved son / daughter” Mt 3:17

I have to be perfect. God can only love me if I’m perfect.
• The Truth: “I have come to call sinners, to seek and to save the lost” Mk 2:17

God cannot forgive me.
• The Truth: “Though your sins be as scarlet, they can be made white as wool.” Isaiah 1:18

I am all alone. God doesn’t care about me. God has abandoned me. God has rejected me. I have to do everything myself, it’s all up to me.
• The Truth: “Even if a mother could forget her child, I will never forget you.” Isaiah 49:15 / Ps 27:10
• “I will reject no one who comes to me” Jn 6:37

God can’t help me.
• The Truth: “Your daughter has died, why trouble Jesus any longer,” and Jesus said: “Do not be afraid, just have faith.” Mk 5:35
• “Jesus said: “For men it is impossible, but for God, all things are possible.” Mk 10:27
• “To God who is able to accomplish far more than all we ask or imagine, by the power at work within us, to him be glory . . .” Eph 3:20-21

I am cursed.
• The Truth: I am blessed and chosen – “He has blessed us in Christ with every spiritual blessing in the heavens, as he chose us in him . . .” Eph 1:3
• “No more shall you be called forsaken, or your land desolate, but you shall be called my delight, and your land espoused.” Is 62:4

I’ve irreparably destroyed God’s plan for my life.
• The Truth: “Where sin increased, grace abounded all the more.” Rm 5:20
• “Once we, too, were foolish and disobedient. We were misled and became slaves to many lusts and pleasures. But when God our Savior revealed His kindness and love, He saved us, not because of the righteous things we had done, but because of His mercy. He washed away our sins, giving us a new birth and a new life through the Holy Spirit.” Titus 3: 3-7

Satan and evil are more powerful than God.
• The Truth: “The One who is in you is greater than he who is in the world” 1Jn 4:4

I am a victim. Bad things will always happen to me.
• The Truth: “O Lord, you see and behold misery and sorrow, taking them into your hands. The one in misfortune depends on you; you are the helper of the fatherless.”

I’m suppose to fix those I love. It’s all up to me. I am in control. If I just say and do the right thing, everyone will be happy.
• The Truth: “Jesus, I believe that you infinitely love all those whom I love and that you desire their salvation. I therefore entrust them to you, and believe you can do for them what I cannot do. Jesus I trust you.”

Take each lie, one at a time, those lies that resonate with your own personal experience, and use this simple formula to renounce them, and after renouncing, to replace the lie with the truth, using the Bible passages provided:

In Jesus name I renounce / I reject the lie that ____________________ and I announce and claim the truth that __________________.

When we live with such lies for many years, they become deeply imbedded, they make their home in us. Repeat this exercise anytime you recognize yourself thinking these lies, and keep replacing it with the truth that comes from the mouth of God, the heart of your heavenly Father.