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VIA CRUCIS – El Camino de la Cruz

Imagen de Portada: “El Sacrificio de la Cruz”
de Gebhard Fugel, 1863-1939
Dimensiones Desconocidas, Revista Mensual de Arte Cristiano

Oraciones y reflexiones originales actualizadas de “El Oficio
de Semana Santa y del Triduo Pascual según el Rito Americano”,
publicado por Saint Andrew’s House, 1921. Íconos de “Blessed Be
God: A Complete Catholic Prayer Book” del P. Charles J. Callan y el
P. John A. McHugh, 1925, y traducción completa del Stabat Mater de
“With God: A Book of Prayer and Reflections” del Reverendo F. X.
Lasance, 1911.

Las citas bíblicas proceden de la Biblia ESV® (La Santa Biblia,
Versión Estándar en Inglés®), © 2001 por Crossway, un ministerio
editorial de Good News Publishers. Utilizada con autorización. Todos
los derechos reservados.

Ilustración para cada estación de Gebhard Fugel de
“El Vía Crucis” de Catholic Publication Press.

Derechos de autor © 2025 Diocesano

EL CAMINO DE LA CRUZ

Esta santa devoción conmemora los diversos
sucesos que ocurrieron durante el doloroso
peregrinaje de nuestro Señor con su cruz
desde el tribunal de Pilato hasta el monte del Calvario.

Es tradición que la Santísima Virgen visitara diariamente los lugares
de la Pasión de Cristo, y desde los primeros tiempos los Cristianos
acudían en masa a Jerusalén para visitar esos lugares santos.
Para quienes no podían hacer tal peregrinación, pero deseaban en
espíritu acompañarla, surgió en toda Europa la costumbre de montar
representaciones de los diferentes sucesos de la Pasión, que, desde
1731, se han restringido definitivamente a las catorce estaciones
actuales.

Se concede indulgencia plenaria a los fieles que hagan el piadoso
ejercicio del Camino de la Cruz. Los que estén impedidos pueden
ganar la misma indulgencia si dedican al menos media hora a la
lectura y meditación piadosa de la Pasión y Muerte de nuestro
Señor Jesucristo.

Enchiridion Indulgentiarum, n.o 63

Antes de visitar las Estaciones, arrodíllate ante
el altar mayor y haz un acto de contrición y forma
la intención de ganar las indulgencias, ya sea para ti
o para las almas del purgatorio.

ACTO DE CONTRICIÓN
Dios mío, me arrepiento de mis pecados con todo mi corazón. Al
elegir hacer el mal y no hacer el bien, he pecado contra Ti, de quien
fluyen todas las bendiciones. Que pueda amarte sobre todas las cosas
y deleitarme en hacer Tu santa voluntad. Amén.

Se repetirá en cada estación.

La “V” marca los versículos que normalmente lee un sacerdote,
La “R” marca las respuestas de los participantes.

I – Jesús Sentenciado a Muerte

¿Tendrás por aliado a un poder inicuo,
autor de leyes opresivas?
Conspiran contra la vida del justo
y condenana la sangre inocente.
Salmo 93, 20-21

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. (Genuflexión)
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. (De pie)

V. Jesús, después de salir de la casa de Caifás, donde había sido blas-
femado, y del palacio de Herodes, donde había sido escarnecido, es

arrastrado ante Pilato. Le desgarran la espalda con azotes, le coronan
la cabeza con espinas y, Aquel que en el último día juzgará a vivos y
muertos, es condenado a muerte ignominiosa.

(De rodillas)

R. Jesús, que con admirable sumisión fuiste condenado a morir
por nosotros, concédenos que recordemos que nuestros pecados
fueron causa de tu injusta sentencia, que aceptaste con alegría
por nosotros. Haz que este pensamiento anide en lo más profundo
de nuestro corazón y nos haga odiar los pecados que causan tu

muerte. Amén.
Padre Nuestro, Avemaria, Gloria
Recita el Acto de Contrición
V. Señor Jesús, crucificado,
R. ¡Ten piedad de nosotros! (De pie)
Dolida estaba la Madre
llorando junto a la cruz
mientras el Hijo colgaba.

II – Jesús Carga con la Cruz

Fue maltratado y él se humillo y no dijo nada, fue llevado cual
cordero al matadero, como una oveja que permanece muda cuando

la esquilan.
Isaías 53, 7

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. (Genuflexión)
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. (De pie)

V. Una pesada cruz cae sobre los hombros heridos de Jesús. Él la
recibe con mansedumbre, incluso con un gozo secreto, porque es el
instrumento con el que redimirá al mundo. (De rodillas)
R. Jesús, concédenos, en virtud de tu cruz y de tu amarga pasión,
someternos con alegría y abrazar voluntariamente todas las
pruebas y dificultades de nuestro peregrinar terreno, y que
estemos siempre dispuestos a tomar nuestra cruz cada día y a

seguirte. Amén.
Padre Nuestro, Avemaria, Gloria
Recita el Acto de Contrición
V. Señor Jesús, crucificado,
R. ¡Ten piedad de nosotros! (De pie)

Y a su alma, que gemía,
contrita y dolorida
una espada atí avesó.

III – Jesús Cae la Primera Vez

Fue maltratado y él se humillo y no dijo nada, fue llevado cual
cordero al matadero, como una oveja que permanece muda cuando
la esquilan.
Isaías 53, 7

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. (Genuflexión)
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. (De pie)
V. Jesús, encorvado bajo el peso de la Cruz, se encamina lentamente
hacia el Calvario, entre las burlas y los insultos de la multitud. La
agonía en el huerto ha agotado su cuerpo: está dolorido por los
golpes y las heridas, y le fallan las fuerzas. Cae al suelo bajo el peso

de la Cruz (De rodillas)

R. Jesús, que por nuestros pecados llevaste el pesado peso de la
Cruz y caíste bajo su peso, que el pensamiento de tu sufrimiento
nos haga estar alerta contra la tentación; que la misericordia de
Tu mano extendida nos ayude si caemos en algún pecado grave.

Amén.

Padre Nuestro, Avemaria, Gloria
Recita el Acto de Contrición
V. Señor Jesús, crucificado,
R. ¡Ten piedad de nosotros! (De pie)
¡Oh qué triste y afligida
estuvo aquella bendita
Madre del Unigénito!

IV – Jesús Encuentra a Su Afligida Madre

“¡Quién me diera haber
muerto yo en tu lugar, […]
hijo mío hijo mío!”
2 Samuel 18, 33

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. (Genuflexión)
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. (De pie)
V. Oprimido por el peso de la cruz, Jesús se encuentra con María, Su
Madre dolorosa. Ella está afligida por el dolor y su tierno corazón
está lleno de angustia y dolor. (De rodillas)
R. Jesús, ayúdame a darme cuenta de mi contribución a
Tus grandes y numerosos dolores. Permíteme arrepentirme
humildemente, para que pueda apartarme de mis pecados y
dame la gracia para vivir en Tu bondad y verdad. Amén.

Padre Nuestro, Avemaria, Gloria
Recita el Acto de Contrición
V. Señor Jesús, crucificado,
R. ¡Ten piedad de nosotros! (De pie)

Dolorosa y triste estaba la
piadosa Madre, mientras veía los
tormentos de su ilustre Hijo.

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V – El Cireneo Ayuda a Jesús a Llevar La Cruz

“Levántate, espada, contra mi pastor y
contra el hombre de mi parentela,
exclama el Señor de los Ejércitos.”
Zacarías 13, 7

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. (Genuflexión)
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. (De pie)
V. Las fuerzas de Jesús le fallan y no puede seguir adelante; los
verdugos lo agarran y obligan a Simón de Cirene a llevar Su Cruz.

(De rodillas)

R. Jesús, gracias por permitirme sufrir contigo. Ayúdame a
encontrar satisfacción al llevar humildemente mi cruz, para que
me recuerde mi dependencia de Ti y mi salvación a través de Ti.
Que nunca me acobarde ante el sufrimiento, sino que me alegre
de ser considerado digno de sufrir en Tu nombre. Amén.

Padre Nuestro, Avemaria, Gloria
Recita el Acto de Contrición
V. Señor Jesús, crucificado,
R. ¡Ten piedad de nosotros! (De pie)

¿Qué hombre no lloraría,
viendo a la Madre de Cristo
en semejante suplicio?

VI – Verónica Limpia el Rostro de Jesús

Si soy tu fiel,
vela por mi vida,
salva a tu servidor
que en tí confía
Salmo 86, 2

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. (Genuflexión)
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. (De pie)
V. La Verónica, impulsada por la lealtad y la compasión, ofrece su
velo a Jesús para enjugar su rostro desfigurado. Y Jesús imprime en
él su santo rostro: gran recompensa por tan pequeña ofrenda. ¿Qué
pagas tú al Señor por sus innumerables bendiciones? (De rodillas)
R. Jesús, Tú me has bendecido más allá de toda comparación.
¿Qué puedo dar por todos los dones que me has otorgado? Me
entrego por completo a Tu servicio. Te entrego todo mi corazón;
imprime en él Tu sagrada imagen, para que nunca más me

manche el pecado. Amén.
Padre Nuestro, Avemaria, Gloria
Recita el Acto de Contrición
V. Señor Jesús, crucificado,
R. ¡Ten piedad de nosotros! (De pie)
¿Quién no apenarse podría,
al ver de Cristo a la Madre,
padeciendo con su Hijo?

VII – Jesús Cae la Segunda Vez

“Que ponga su boca
en el polvo; quizá
tenga esperanza.”
Lamentaciones 3, 29

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. (Genuflexión)
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. (De pie)
V. Jesús, afligido por el peso de la cruz, cae de nuevo al suelo,
pero los crueles verdugos no le dejan descansar ni un momento.
Lo empujan y lo golpean para que siga adelante. Es la repetición
frecuente de nuestros pecados lo que oprime a Jesús. Si soy testigo de
esto, ¿cómo puedo seguir pecando? (De rodillas)
R. Jesús, Hijo de David, que ayudas a todos los que claman a
Ti con fe, ten piedad de mí. Extiende tu mano derecha para
defenderme, para que no vuelva a caer en mis pecados del

pasado. Amén.
Padre Nuestro, Avemaria, Gloria
Recita el Acto de Contrición
V. Señor Jesús, crucificado,
R. ¡Ten piedad de nosotros! (De pie)

A causa de los pecados de su
pueblo, ha visto a Jesús en el
tormento y sometido al flagelo.

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VIII – Las Mujeres de Jerusalén Lloran por Jesús

“Porque si así tratan
al árbol verde,
¿qué harán con
el seco?”
Lucas 23, 31

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. (Genuflexión)
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. (De pie)
V. Algunas mujeres santas de entre la multitud se conmovieron
tanto al ver los sufrimientos de Jesús, que lloraron y lamentaron
abiertamente su muerte. Jesús, sabiendo lo que iba a suceder en
Jerusalén, a causa del rechazo que le había sido impuesto, se volvió
hacia las mujeres y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí,
sino llorad por ustedes mismas y por sus hijos. (De rodillas)
R. Jesús, lloramos y seguiremos llorando por Ti y por nosotros
mismos; por Tus sufrimientos y por nuestros pecados que los
causaron. Enséñanos para que seamos consolados y escapemos
de los juicios preparados para todos aquellos que te rechazan.

Amén.

Padre Nuestro, Avemaria, Gloria
Recita el Acto de Contrición
V. Señor Jesús, crucificado,
R. ¡Ten piedad de nosotros! (De pie)

He visto a su dulce Hijo
muriendo abandonado,
exhalando su último
suspiro.

IX – Jesús Cae Por Tercera Vez

“Me encarceló y
no puedo salir,
me puso pesadas
cadenas.”
Lamentaciones3, 7

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. (Genuflexión)
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. (De pie)
V. Jesús, al llegar exhausto al pie del Calvario, cae por tercera vez
al suelo. Su amor por nosotros, sin embargo, no disminuye ni se
extingue. ¡Qué grande era el peso de nuestros pecados, para hacer
caer a Jesús tantas veces! Al tomarlos sobre Sí, por gran amor hacia
nosotros, somos salvados del abismo del infierno. (De rodillas)
R. Jesús, mi corazón está lleno de gratitud porque me has
salvado de una vida de pecado y muerte, como tantas veces he
merecido. Enciende en mí la pasión de alejarme de mis pecados
y concédeme la gracia de perseverar en la fe por el resto de mis

días. Amén.
Padre Nuestro, Avemaria, Gloria
Recita el Acto de Contrición
V. Señor Jesús, crucificado,
R. ¡Ten piedad de nosotros! (De pie)

¡Oh Madre, fontana
del amor, hazme sentir
de tu dolor para que
llore contigo!